Recalculando…

Empujando kombi camino a canoa

Qué difícil escribir de nuevo, desde acá, de vuelta en nuestros pagos. Faltaba algo y no sabría como llamarlo: Cierre? Conclusión? Punto final? O más bien: otro punto de partida. Otro de los tantos que tendremos en nuestras vidas. Esos puntos que sin duda nos sacuden, reacomodándonos y enfocándonos nuevamente al Norte, a nuestro propio Norte. Estamos más que felices por la experiencia vivida, pero qué complejo es querer transmitir en un encuentro con amigos o familia cuánto cambio vivimos en nuestros corazones. No hay palabras que alcancen ni resumen posible de estos 20 meses que cambiaron nuestras vidas, nuestra forma de ver y mirar. Parece mentira que esta aventura que nos marcó tan profundamente a veces dudamos si fue un lindo sueño. Ahora ya es un sueño cumplido, que principalmente nos agrandó el corazón -no sé si nos hizo más buenos como esperábamos- pero al menos conocimos muchas grandes personas que siempre recordaremos y que hicieron que nos replanteemos drásticamente nuestros parámetros de generosidad y entrega mientras reacomodamos la brújula al Norte.

Volvimos al punto de partida, nuestro país, nuestra ciudad, nuestras familias, amigos y costumbres. Igualitos, pero muy distintos a la vez. Finalmente pudimos rescatar a Gardenia de su travesía por el océano y volver a armar este trío inseparable, que nos recuerda todos los días nuestro Norte. Con Gardenia elegimos ir a 70 km/h haciendo camino al andar; elegimos ver América a un ritmo sereno, con poco peso en nuestras espaldas, dedicados a conocer corazones que dan la vida por ayudar al que sufre. Y nos sorprendimos con creces, superamos cualquier expectativa.

Claro que ver tanta bondad desinteresada y generosidad sin límites nos hizo pensar mucho; nosotros en nuestra vida normal ‘no los veíamos’, nunca le hubiéramos abierto las puertas de nuestra casa a un total desconocido en la calle, aunque lo hubiéramos conocido en el taller mecánico, como tantos desconocidos nos acogieron a nosotros. Menos que menos regalarle una comida en un restaurant o 4 cubiertas nuevas para el auto. No, nunca, ni cerca, ni locos. De nuevo los hilos se movían de forma desconocida. Y es hasta mucho más profundo que el regalo material, es la disposición a dar, acoger, ayudar sin esperar recompensa. Como decía una de nuestras heroínas sobre quien necesita ayuda: “Son invisibles siempre y cuando no tengamos en el corazón un deseo honesto de encontrarlos o de verlos.”

Al poco tiempo nos dimos cuenta que habíamos perdido esa habilidad de ponernos en los zapatos del otro, no sólo en el pensamiento (que dura unos segundos), sino de verdad en ese lugar, ahí cuando hasta nos duele como a él. Fueron meses de aprendizaje constante, de no cargar mochilas de “pertenencias” en todo sentido: ni a qué club, barrio o colegio pertenecíamos, ni de cosas que nos pertenecían. Qué preciada liviandad, sólo aferrarse a lo imprescindible e intangible! Poco equipaje, sólo lo realmente necesario (cada tanto hacíamos limpieza de cosas que no usábamos, el espacio era crucial) y el sentirnos necesitados de verdad. Siempre requeríamos de alguien, indicaciones de caminos y atajos, algún héroe anónimo para conocer y mecánicos a montones. Y si en algún momento nos olvidábamos de esto y queríamos manejar todos los hilos, en seguida se rompía algo bastante imprescindible de la kombi y nos dábamos cuenta que necesitábamos de muchos para seguir y llegar lejos.  Comprobamos que la Providencia existe, (sería lindo llamarlo la “mano de Dios”, pero podrían confundirlo), que cuando bajamos la guardia y dejamos de controlar todo y quererlo a nuestro modo, hay Alguien que mueve los hilos como el mejor titiritero del mundo. La ‘macana’ es que generalmente estamos tan enredados en esa maraña que creemos que dominamos, pero en realidad nos domina.

En esos 20 meses conocimos muchísimas personas que dejaron una huella imborrable en nuestros corazones, como pequeñas semillitas que iban sembrando, llenándonos, dándonos una razón más para seguir adelante. Parecía como un camino  de postas donde sabíamos que habría otro por delante, y siempre tendríamos algo por aprender y dar, aunque por supuesto termináramos recibiendo mucho más de lo que dábamos. A veces es desanimante conocer estos héroes que están cambiando el mundo de a poquito, entregando desinteresadamente su vida por Amor sin buscar reconocimiento o aplausos, y por otro lado darnos cuenta que a veces estamos demasiado apurados para verlos o algo centrados en nuestro ombligo como para intentar siquiera copiarlos. Y es que de eso se trata, creo: de dejar de mirarnos para mirar al otro y silenciosamente multiplicar esos héroes silenciosos. No sé si alguna vez tuve un ídolo, pero ciertamente se me vienen muchos ejemplos de todos estos héroes cuando nos preguntan qué fue lo que más nos impacto del viaje. Conocimos personas tan admirables en su sencillez, que entregan su vida con una sonrisa gigante que contagia y que nos dejaron mudos con tan sólo un gesto.

A veces hasta parecía un escenario armado, cuando llegamos a la súper glamorosa galería de Arte Rozas-Botran, o al modernísimo e inmenso Hogar de Manos Abiertas de Marlen, nos miramos pensando: “Uhh… esto no es lo que buscamos…”,  mientras hacíamos un paso hacia atrás y pensábamos en irnos. En tan sólo cuestión de minutos, un par de palabras bastaban para probarnos cuán equivocados estábamos; dejándonos en silencio total y atragantados con nuestra brutal confusión. Cuanto más dudábamos, más nos sorprendía después el resultado, como si Alguien hubiera preparado detalladamente la escena, mientras que a nosotros nos seguía costando confiar en el Director.

Algo curioso y que no puedo dejarlo pasar, es que continuamente nos asombrábamos de un patrón que se repetía: a todos los héroes silenciosos que conocimos fuimos llegando por recomendación de algún vecino, estación de servicio, mecánico, o policía que sabía que hacia algo, pero nunca sabíamos exactamente a qué íbamos, o qué hacía la persona que íbamos a ver. Y TODOS terminaban siendo superhéroes que, calladitos, están cambiando el mundo. Y no sólo eso, sino que saben perfectamente que no están solos: hacia el final de la conversación siempre dejaban deslizar que tienen a su lado al mejor titiritero del mundo. Con seguridad podría decir que sin esa ayuda sería casi imposible que tuvieran la fuerza de abrirse todos los días entregándose al que sufre, y seguir teniendo el corazón lleno de un amor inagotable para seguir y seguir dándose sin medida. Como decían de Marlen en Costa Rica: “lo que ella hace no es de humanos”.

O la otra constante sorpresa de no esperar nada y asombrarnos con incontables regalos: la sonrisa transparente y las pilas inagotables de Jaimito en Cuenca, el abrazo estrujante de osito cariñoso de Lupita en Ballenita, la emoción de don Olmos festejando sus 82 años con casi 82 niños cantándole el feliz cumpleaños, el amor incondicional de las discípulas de la Madre Teresa en Quito para los mas pobres entre los pobres, la gozosa esperanza del grupo de Tupungato unidos por el dolor más profundo pero transformándolo en Amor, la ‘cabrona’ lucha contracorriente del tío Antonio de Granada, el bastón inagotable de Lila recorriendo las calles de Cafayate, el coraje del Quijote de la Cordillera a prueba de nieve y montañas, las santas locuras de David por las tierras del Titicaca, el constante ‘sí’ comprometido de Susan en Mindo, la grandeza santiagueña de Gachy, Cesar y Añatuya entera, el sacerdote más tano que la pasta: Alessandro entre las pandillas de Salta, la perseverancia de Verito siguiendo el legado de la tía Petita por 33 años en Arica, el apoyo cibernético de aliento del guerrero Dani, la ‘abeja’ Reina trabajando como hormiguita en Chilecito, la lucha contra enfermedades y muertes peleada con el humor de Maritza y Franklin en Liberia, el coraje y alegre empuje de la francesa Ma. Teresa en Cuzco, la valiente fe de Guadalupe y Francisco en Zacatecoluca, la fascinación de Inesita por los viejitos en Villa de Leyva, la fuerza arrolladora de Martha y Yomaira con tizas y pizarrones en Barranquilla, la simpleza alegre de Alicia en su Comedor de las Maravillas en Orange Walk, la tenacidad del Pastor Moore para darles esperanza a los ‘homeless’ de Baton Rouge, el desapego total de Antonio en Campeche luchando contra las adicciones; el 101% inagotable de Mariela en Panamá, las carcajadas contagiosas que salían del lavadero de Chos Malal, la tenacidad realista de Lorena en San Luis de Potosí, el abrazo de las señoras de San Martín de los Andes a sus amigos borrachos de la calle… Qué ganas de tenerlos a todos juntos! O al menos volver a verlos! Pero hasta que eso ocurra, no dudo que siguen luchando desde sus rinconcitos con la fuerza de su combustible inagotable de fe para enfrentar cada día el viento y la marea que les toque.

No podemos dejar de decirles a todos ellos GRACIAS de nuevo, por su transparencia y sencillez, por abrir sus corazones y dejarnos compartir su tiempo, sus experiencias en esas charlas profundas que pudimos tener. Sólo un corazón extremadamente generoso puede abrirse de esa manera a un foráneo que cae de la nada, como un asteroide (realmente siempre los sorprendíamos con nuestra llegada), y compartir sus sentimientos antes de poder entender realmente que hacíamos ahí.

Lo mismo nos pasaba con todos los que nos acogieron en sus casas, nos dieron sus camas, nos hicieron comida especial y nos prestaron la tan ansiada ducha. Cada uno de esos gestos era una alegría profunda para nosotros; porque más que amigos, nos sentíamos un hermano más, un hijo más, un nieto más, (con la correspondiente malcrianza de la jefa de hogar), y nos hacía extrañar un poco menos nuestros pagos. Algunos eran viejos conocidos, amigos, familia lejana o cercana, pero la mayoría eran nuevos amigos que conocíamos en el taller mecánico, en la playa o en el camping; otros desprevenidos que se abrían a estos extranjeros un poco locos en un ‘carrito’ tan viejo venidos desde tan lejos. Desde el patagónico sur al lejano y frío norte del continente americano queremos agradecer a cada familia que nos hizo un lugarcito en su casa, tantos que no podremos nombrarlos pero les dedicamos un espacio en nuestros corazones y en un video especial.

Con el tiempo vamos tomando dimensión de todo lo que vivimos y nos cuesta creerlo. Parecía que era un sueño, hasta que Gardenia llegó a casa. La mirábamos y nos emocionábamos, porque no estábamos seguros de que la volveríamos a ver. Ella nos confirma que todo ese sueño existió y que todas esas personas que nos ayudaron, nos dieron gasolina para el alma y compartieron esos 20 meses con nosotros, están en cada pedacito de esa “auto-casa”, junto con los que desde acá nos impulsaban y apoyaban a cada paso. Es gracioso recordar tantas frases que escuchamos antes de salir…: “Están locos?!”, “De quién fue la idea?”, “Con eso no llegan a ningún lado, se les va a prender fuego!”, etc, etc, etc. Y sí, es verdad…, lo de locos puede llegar a ser, pero llegamos muy, muy lejos. Cumplimos un lindo y loco sueño, que no es poco. Claro que la lista de sueños es larga, tachamos uno pero instantáneamente otro subirá al primer lugar!

Ojala nos propusiéramos conocer estos héroes todos los días, que los hay por todos lados y vale la pena verlos, escucharnos, dejarnos tocar el corazón por ellos, contagiarnos y poder algún día ser uno más que cambie el mundo con Amor. Nosotros los seguimos buscando, no únicamente desde Gardenia, ahora nos camuflamos en un auto común y corriente, trabajamos para una ONG, y elegimos una vida distinta. Claro que es raro “volver” después de esta aventura a nuestro lugar después de 1 año y 8 meses tan movilizadores, pero sabemos que por ahora nuestro lugar esta acá, en Argentina con Gardenia, nuestro hogar rodante por América.

12 comentarios en “Recalculando…

  1. Siempre estarán en nuestro corazones y en nuestras oraciones amigos queridos, mil gracias por compartir con el mundo nuestras vidas y sueños, mil gracias por hacer suyos nuestras metas , los tendremos presentes siempre, bendiciones y un abrazo inmenso desde Ballenita pueblito de Santa Elena , los quiero mucho

  2. Siii! concretaron un suenio al salir desde alla y llegar hasta aca, pero que lindo todo lo q vivieron en el camino y compartieron con nosotros!. Gracias x ser instrumentos de Dios y ayudar a hacer de este mundo un mejor lugar para todos.

  3. Que groso todo lo que han vivido y que realmente les ha cambiado la vida!! Siempre los recordamos con mucha alegría! Diegote tus últimos días en Junín, viviendo en casa fue clave para poder llevar adelante el viaje jeje! Abrazo enorme!! Tomate

  4. su valentia y su arrojo aunada a la sencillez ,que los acompañaron en su aventura brillaban en ustedes causando la admiracion de quien tuvimos la suerte de cruzarnos en su camino ..tenian la luz propia de un sueno que anima el aventurero que existe en cada uno de nosotros, felicidades por escribir en su libro y en el alma de todos nosotros. y felicidades mas aun por que la verdadera historia grabada la tienen ustedes y haria falta mas de un puño de letras para ser resumida..

  5. Andrés Martín en noviembre14 de 2014
    Y contra todos los pronósticos, lograron su objetivo en tiempo y forma. La fé y la perseverancia iluminaron su camino. El Barbudo les puso la estrella del Norte buscado. Encontraron en la vida gente necesitada de cariño, de caridad, de ayuda al necesitado y supieron responder con la misma moneda. Sin lugar a dudas vivieron una experiencia por muchos envidiada, pero difícil de concretarla. Ustedes orgullos de haberlo conseguido y con creces. Adisfrutar de la hazaña realizada y ….a vivirla!!!!!!

  6. me acuerdo cuando estaban saliendo las dudas que tenian pero tambien la conviccion con la que arrancaron….finalmente el partido lo ganaron por goleada y cumplieron sus objetivos, el estar en el equipo de Dios te asegura tu arco en cero , pero uds fueron los que hicieron los goles. Felicitaciones!!!

  7. No hace mas de 2 o 3 días me preguntaba que sería de ustedes; casualidad?, causalidad?, no sé pero aquí me llegó la respuesta, un gran beso para los dos

  8. los tan ricos y variados testimonios de vida que recolectaron en todo el viaje, asi como el hecho que Uds hayan sido los que hicieron esta experiencia no es para mi casual, ni tampoco casual para muchos que nos nutrimos del testimonio de uds para nuestro propio cambio hacia el otro, hacia el prójimo. Obra de Dios ejecutada a través de uds para mostrarnos de una manera distinta lo mas trascendente de la vida. Por mi parte siempre muy agradecido.

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