Soñar en grande sin perder el piso (parte I)

Con María, José y Thelma

Esta vez los caminos nos llevaron por senderos que no habíamos transitado en este último año, dando un giro a nuestro punto de vista, cambiando de ojos y zapatos frente a una misma realidad. Esta vez no estábamos en las afueras de Guatemala capital, sino más bien en los mejores barrios, con guardaespaldas, autos espectaculares y obras de arte. Una vez más, Alguien nos lleva de la mano mientras tercamente nos resistimos pensando que estamos en la dirección equivocada. Una vez más, somos nosotros los equivocados. Nos costaba creer que alguien de este ambiente pudiera ver más allá de su realidad y ponerse al servicio de los demás de corazón, en un país tan polarizado en cuestiones sociales como Guatemala donde estos extremos difícilmente se tocan. Sigue leyendo

Altruistas sin medida

visitando el barrio Cosme Espesote con Guadalupe y Lillia

Zacatecoluca suena a “sacate la peluca” para nosotros, pero para los salvadoreños es algo más fácil que para nosotros: Zacate = pasto, y tecoluca = búho. No sabemos exactamente por qué entramos a la ciudad de Zacatecoluca, pero sí sabemos por qué nos quedamos. La vista de su imponente Catedral con su correspondiente plaza prolijamente dispuesta −a diferencia de los mercados desordenados y comercios apretujados que veníamos viendo en otras ciudades de El Salvador− nos sorprendió y cautivó. Preguntando, llegamos al Padre Francisco; un gran motor motivador de actividades sociales de la ciudad, quien nos sumó rápidamente a su hiperactiva agenda presentándonos a los voluntarios referentes de los proyectos que maneja en esta comunidad tan golpeada y sensibilizada por la pobreza, la guerra civil y las actuales maras o pandillas. Pero él no lucha solo en esta ciudad, Guadalupe, desde su escritorio, (cuando la encontramos en él), es otra ‘altruista’ como ellos le llaman, que también hace honor a la Real Academia Española, quien sostiene que es alguien que tiene ‘diligencia en procurar el bien ajeno aun a costa del propio’.

Guadalupe tiene 51 años y desde muy pequeña siempre tuvo una marcada necesidad de ayudar a los demás, sacando comida de su plato para darle a quien no tuviera aunque se quedara con hambre, ante la mirada sorprendida de su madre. Ella hace carne la frase de la santa de Calcuta, “Dar hasta que duela”; no se cansa de dar, dar, y dar lo poco que tiene. A decir verdad, parece que le pasa seguido eso de quedarse sin dinero para su propia comida; da sin medida y se entrega sin medida. Sigue leyendo

Hamacando Sonrisas

GRACIAS Tio Antonio

¡Qué fácil es pedir un café! En Buenos Aires hacemos el típico gesto del índice y pulgar juntos al mozo o camarero y según cuan separados estén esos dedos, sabrá si es un cafecito o un café grande. Aquí en el “Café de las Sonrisasen Granada, Nicaragua  también pedimos un café así, aunque si lo quisiéramos con leche, haríamos el gesto de ordeñar una vaca. Sería divertido probar esa mímica en la cafetería de la esquina, ¿no? En este oasis, nuestras palabras no cuentan y nos sentimos felizmente inútiles ante el deseo de un simple café con leche. Claro que podríamos señalarlo en el menú, pero aprender a decirlo con señas es toda una aventura. Rodolfo, Irma y Douglas, los encargados de atender las mesas, se divierten porque ya superaron la etapa del terror inicial; ahora nos entienden con tan sólo una mirada y esperan con paciencia a que terminemos torpemente el ‘Gracias’ que repetimos sin cesar. Seguramente lucimos desesperados al no saber cómo comunicarnos. Sigue leyendo

Sembrando huellas

con Hna Mariela y coordinadores

Para saber cómo es la Hermana Mariela, sólo necesitamos preguntarle a sus alumnos de 17 y 18 años que comparten con ella diversas actividades en el grupo ‘Huellas de Caridad’, para que instantáneamente brotaran varias frases al unísono: “Ella deja huellas”, “Es ultra-mega sencilla, humilde; ayuda y se entrega totalmente hasta llegar al final”, “Nos pide que demos el 101%”, “Aunque no tenga con qué, hace lo imposible, tiene una clara necesidad de servir”, “Ella es: Amor al Prójimo”. En pocas palabras nos dijeron lo primero que se les vino a la mente, con una alegre y fresca espontaneidad. Es que con ella, estos jóvenes, vienen viviendo y descubriendo desde 7mo grado la satisfacción de servir al prójimo ocupándose de los más necesitados, trabajando por su comunidad, cuidando, limpiando y rescatando parques y espacios comunes.

Así es la Hermana Mariela, se mueve por las comunidades panameñas vecinas a la ciudad de Penonomé, buscando ayudar a todos los que estén necesitados. Debido a la ancianidad de sus padres, está cumpliendo una licencia de su Congregación colombiana para poder cuidarlos en su pueblo natal. Entrega sus mañanas al Colegio Carmen Conte Lombardo en Churuquita Chiquita, y el resto de su día lo divide entre sus padres y las necesidades de la comunidad. Camina sin cesar, llega como sea a los parajes perdidos a 4 horas de travesía en vehículos 4×4, y allí conoce a cada familia y abuelito de las profundidades del bosque tropical. Durante la semana los grupos preparan las bolsas de mercado y los sábados salen a repartirlas entre los abuelitos más necesitados de las comunidades vecinas. La inmensa alegría de estos chicos al contarnos sus experiencias, deja al descubierto cuánto más uno recibe al dar, que al recibir. Sigue leyendo

Siempre un «Sí»

Susan y Luis

Esta vez fue Gardenia la que protestó, y haciendo un ruido raro combinado con olor a cable quemado, nos obligó a detenernos en “ese” lugar exacto, el miércoles santo. Era justamente en el frente de una encantadora hostería en Mindo, Ecuador un paraíso del bosque subtropical en medio de sierras y nubes. Allí en la puerta, charlamos con Luis, ecuatoriano, casado con Susan, de Estados Unidos, que estaban intrigados con nuestra travesía. A la mañana siguiente, nos invitaron a tomar el mejor café de los últimos 6 meses, y luego nos “autoinvitamos” a conocer su plantación de café orgánico, confirmando nuestra primera impresión: estábamos frente a un matrimonio muy especial. Susan nos habló de muchos proyectos solidarios en Mindo, compartimos nuestra alegría y simpatía por la elección de un Papa argentino y además discípulo de San Francisco de Asís, su santo preferido (¡y el nuestro!). Nos recomendaron conversar con el Padre Ubaldo, quien nos podría orientar con nuestra búsqueda: Alguien que esté cambiando el mundo a través del servicio a los demás. 

Bastaron 3 minutos con Ubaldo para reafirmarlo. ¡Todos los caminos conducen a Susan! Si bien su humildad, sencillez y entrega nos habían impactado, él nos compartió vivencias de una generosidad sin límites, siempre dispuesta a ayudar, a decir “SI”. A cualquier pedido o idea del Padre, ella no lo duda y responde que sí. Siempre estuvo entregada al servicio, siendo voluntaria de un hogar de ancianos a los 13 años y luego al decidir ser enfermera, trabajar en el cuerpo de Paz, enseñando música a niños, etc. Sólo verla atender una mesa de sus huéspedes refleja su vocación de servicio: su español ecuatoriano adquirido con los años y su inglés nativo emanan una calidez particular.   Sigue leyendo

El árbol y sus frutos

Soledad y la Aldea

Dijo un gran Maestro: “Por sus frutos los conoceréis”. Se supone que quien ayuda no espera resultados, pero nosotros buscando nuestros héroes anónimos, nos tropezamos con un fruto del servicio de nuestra Protagonista, quien estaba en Lima haciendo trámites. Pensamos que se nos esfumaba una gran historia, pero lo que pensábamos que era un obstáculo, era justamente este Gran Fruto. Tan grande que tuvimos que estar ciegos para tardar tanto en verlo. Sorprendida ante nuestra visita inesperada, Soledad nos recibió y comenzó a contarnos la historia de la Asociación “Niños de los Andes”. De a poco, con cada palabra y cada vivencia nos fuimos asombrando de nuestra propia incredulidad, al darnos cuenta de que estábamos ante un producto real de la obra de nuestra heroína. Sigue leyendo